História IDENTIDAD ROBADA SR. GREY - CAPÍTULO 1

La miro a los ojos, me recorre una irá en todo mi cuerpo, si antes le tenía asco, ahora la repudio la odio.

— Quiero que me digas toda la verdad de una maldita vez — le digo amenazante apretándole un poco más su cuello, ella empieza a reírse como puede, parece lo que es, una bruja — Veremos si sigues riendo cuando estés tras las rejas vieja pedófila — digo y es mi turno de sonreír cuando se borra la suya completamente de su asquerosa cara.

POV GRACE

Hoy hace un día hermoso y cálido. Estamos a la fecha de 18 de junio, siendo las 15 horas. Observó jugar al fútbol a mi hijo mayor, Elliot, él ya tiene dos años y se encuentra ansioso por conocer a su hermano.

Su hermano se encuentra en mi vientre, estoy de treinta y ocho semanas de gestación, en cualquier momento puede nacer mi niño, mi Christian Grey.

Me acarició el vientre con una enorme sonrisa, aún recuerdo cuando le dije a Carrick que sería lindo buscar otro bebé, Dios nos bendigo a los tres meses de empezar a buscar con un embarazo. En los cinco meses de gestación, lograron confirmarnos, porque en las primeras ecografías no se dejaba ver, que era un niño. Otro niño para agrandar nuestra familia, deseábamos una niña, pero es lo que Dios quizo mandarnos y lo recibiremos con mucho amor.

Elliot se acerca a donde yo estoy, me abraza, me da un sonoro beso en mi mejilla y otro en mi vientre. Es un dulce mi hijo, lo amo con mi vida.

— Mami — me llama para que le preste atención.

— Sí mi cielo ¿Qué pasa? — le pregunto y acarició su suave cabello.

— Yo quelo que ya nasca mi hemanito —

— Ya nacerá amor, no falta mucho —

— ¿Te voy a podel ayudal con él? —

— Claro que sí mi bebé hermoso, todo lo que quieras —

— Siemple mamiz yo quielo ayudalte mucho —

— Bueno cariño, ahora ve a lavarte las manos, tienes que tomar la leche —

— ¿Con pastel de chocolate? — me dice juntando sus manitos suplicando. Este niño es un comprador de primera.

— Esta bien — el aplaude — Pero no mucho por que después te duele la panza hijo — le advierto

— Está bien mami, solo un poquito —

Cuando dice lo último, sale corriendo hacia la cocina de la casa, donde la señora Julia va a caer ante los ruegos y ojitos que le haga mi hijo, mejor me apuro porque este niño se aprovecha mucho de su Nana.

Me levanto como puedo, mi vientre está muy grande, no creo que mi bebé tarde mucho en venir al mundo.

Al llegar a la cocina, un poco fatigada, como imaginaba Julia le había servido doble ración de pastel a mi hijo, mi mirada se encuentra con la de ella, la mía le dedica reprobación.

— No me mires así mi niña, sabes que los ojitos de este niño pueden con esta vieja anciana — me dice dulcemente

— Si se lo que provocan esos ojitos, pero luego anda con dolor de estómago, es un cabeza dura — digo, mi hijo me dedica una sonrisa enorme, llena de chocolate — Y no hables así, no eres una vieja anciana, eres la que lo consciente en todo — digo riendo.

— Está bien, me declaro culpable — dice levantando las manos poniéndolas enfrente, simulando que la voy a esposar. Se gana una risa mía y de mi hijo. Voy hacia ella y le beso la mejilla — Te adoro mi niña — dice con lágrimas en los ojos, es muy sensible.

— Yo a ti, te queremos mucho —

— No generalices, tu marido no entra en esa oración — dice volviendo a sus labores.

— No empecemos Nana, por favor — le digo, ella solo asiente con su cabeza.

Julia no se lleva nada bien con Carrick hace un tiempo, según ella el está distinto conmigo, más desde que supimos que venía un niño en vez de una niña. Si yo también lo he notado, el ahora es un poco frío conmigo, cuando llega de trabajar, solo me da un pequeño beso y luego vuelca toda su atención a Elliot. No me molesta que este con nuestro hijo, me molesta que pareciera que yo existiría, no me mira con ese amor cómo lo hacía antes, cuando vamos a nuestra cama, ni me toca hace cuatro meses que no hacemos el amor, hasta a veces no duerme a mi lado. No quiero ponerme a pensar, no quiero llegar a conclusiones que van romper mi corazón en miles de pedazos.

(...)

Ya es de noche, mi esposo aún no a llegado de trabajar, miro el reloj de la sala, son las ocho ya.

Siento una puntada muy fuerte en mi vientre, me asusto y trato de levantarme. Al lograrlo, un líquido recorre mis piernas, he roto fuente. Necesito a Julia a mi lado, ya que mi esposo no se digna a aparecer.

— ¡ JULIA! — grito desesperada — ¡JULIA! — la escuchó bajar rápido las escaleras, estaba acostando a mi niño.

— ¿Qué pasa niña? —

— He rotó fuentes — le digo de golpe

— ¿Ya? — yo solo afirmó, me duele mucho — Bueno le diré a ... —

Es interrumpida por que la puerta de la casa es abierta, tras de ella aparece mi flamante esposo, del que no he sabido nada en todo el día. Nana parece leer mis pensamientos y lo mira con reproché.

— Hasta que apareces — le digo

— Grace, no me jodas, no estoy con ánimos para aguantarte — me duelen sus palabras, pero más me duele el trabajo de parto.

— ¿Y sería de mucha molestia que me lleves a la clínica a parir? — le digo entre dientes

— ¿Ya viene tu hijo? — dice acercándose a mi. ¿Mi hijo? También es suyo.

— Sí, llévame a la clínica y no te molesto más — digo furiosa, al decir esto me mira a los ojos sorprendido, sin poder creer la forma en que le hable.

Emprendemos viaje hacia la clínica donde trabajaba hasta hace dos meses, cuando pedí permiso por mi embarazo.

Voy pensando en todos estos meses, el trato que daba Carrick es muy duro, frío. Lo que me dijo hace un momento, me hirió demasiado, este niño también es su hijo. Pero bueno, si no lo quiere, me iré, agarraré a mis hijo y le pediré el divorcio...